Vieja ancla que te oxidas
en silencio en el fondo,
son las cadenas tu vida
cuando te ciegan los lodos.
Es el profundo silencio
tu amigo, tu compañía
son las rocas que acaricias,
tu único sentimiento.
Porque te agarras y tiras
por sujetar tu navío
y en el fondo sola gritas.
Y es tu lucha el sentido
de aguantar estando hundida
en el fondo del abismo.
Vieja ancla que has nacido
con el fin de soportar,
la fuerza del bravo mar
con tu cuerpo envejecido.
Dime, tú que has conocido
a tanta profundidad,
los secretos bajo el mar
que el hombre nunca ha sabido.
Cuéntame como has podido
con tus brazos de metal
agarrarte al precipicio.
Dime anda¡ la verdad
cuéntame desde el principio
lo que sientes bajo el mar.
Si tu alma sumergida
presa está de sus cadenas
es tu cuerpo y tu cabeza,
el eslabón que termina.
Vieja ancla, que te oxidas
con las aguas y su sal,
solo tú puedes contar
lo que esconden las marismas.
Y las aguas de cristal
son reflejo de tu alma
en tu cuerpo de metal.
Cuéntame, vieja ancla
como puedes soportar
el agua que te desgasta.