FRANCISCO CARRILLO

EL ANCLA.

Vieja ancla que te oxidas

en silencio en el fondo,

son las cadenas tu vida

cuando te ciegan los lodos.

 

Es el profundo silencio

tu amigo, tu compañía

son las rocas que acaricias,

tu único sentimiento.

 

Porque te agarras y tiras

por sujetar tu navío

y en el fondo sola gritas.

 

Y es tu lucha el sentido

de aguantar estando hundida

en el fondo del abismo.

 

Vieja ancla que has nacido

con el fin de soportar,

la fuerza del bravo mar

con tu cuerpo envejecido.

 

Dime, tú que has conocido

a tanta profundidad,

los secretos bajo el mar

que el hombre nunca ha sabido.

 

Cuéntame como has podido

con tus brazos de metal

agarrarte al precipicio.

 

Dime anda¡ la verdad

cuéntame desde el principio

lo que sientes bajo el mar.

 

Si tu alma sumergida

presa está de sus cadenas

es tu cuerpo y tu cabeza,

el eslabón que termina.

 

Vieja ancla, que te oxidas

con las aguas y su sal,

solo tú puedes contar

lo que esconden las marismas.

 

Y las aguas de cristal

son reflejo de tu alma

en tu cuerpo de metal.

 

Cuéntame, vieja ancla

como puedes soportar

el agua que te desgasta.