Estoy buscando el mejor momento de mi vida,
no sé si lo guardé, ingrato en el pasado,
tintineando pálido en las aguas del lago,
ahí, donde encontré una cálida salida.
Mirada que no controlo, pasa errante,
es mi corazón, va cruzando el atardecer,
¡Ese lado mío que no se resigna a caer!,
último eslabón de una sangre indomable.
Voy pasando la vista ausente por esta existencia,
es un sencillo instante que me reclama,
clamando en gritos sordos de persistencia,
cual tiempo pretérito; exige, pero no ama.
Estoy buscando el mejor momento de mi vida,
tal vez sea onda del lago que describe una partida,
¡Esas corrientes inundadas de pletórica simpleza!,
pues donde sea un sentimiento se colorea de sutil belleza.