El perro callejero vaga bajo el sol, bajo la lluvia, busca dueño, busca comida.
Pobre perro callejero, abandonado desde pequeño; mataron a su madre; le quitaron sus hermanos.
Ese perro callejero trota por las calles con su hambre; la figura la tiene escuálida y desnutrida.
El perro callejero, casi sin pelos, duerme con parásitos en algún rincón; sueña con un hogar, una familia.
Aquel perro callejero, si come mucho, casi todo lo vomita; vive su día hasta donde su corazón lo permita.
El perro callejero siente celos de otros perros; nunca conoció una veterinaria ni la peluquería.
El infeliz perro callejero camina lleno de sarnas, llagas y algunas heridas; su mundo es total agonía.
Ese perro callejero mueve la cola a las personas quienes le propinan regaños, rechazos y baldes de agua fría.
Triste perro callejero, con su nariz puntiaguda, de ojos apagados, espera la muerte para librarse de su suerte…
Perro callejero, inmunda criatura; no fue el destino que quiso que viva en un infierno, sufriendo los inviernos hasta que muere en el verano.