En la sombra de un suspiro, nace,
Delmira, voz de un alma desgarrada,
tejedora de sueños, en un lazo,
de pasiones que el tiempo no desata.
Sus versos, como ríos que desbordan,
cantan a un amor que nunca fue,
tragedia en el eco de su pluma,
un lamento que el viento lleva y ve.
Mujer de fuego, en un mundo frío,
su rima es un refugio, un claro sol,
en la penumbra de un destino herido,
su poesía es un grito, un farol.
El amor, su musa y su condena,
entre sombras y luces, danza gris,
Delmira, en tu tragedia hay belleza,
un legado eterno, un dulce desliz.
Así, en cada estrofa se desliza,
la esencia de quien amó sin cesar,
Delmira Agustini, alma en la brisa,
tu poesía, un canto que sabe amar.