“Agarrados de la mano, escápenos de nuestro destino…
La luna llena y la lluvia serena… quizá desembarque nuestro velero llamado… “Felicidad”.
Dos jóvenes, haciendo locuras… jugando a enamorar… plasmando en el tronco de un verano arboleado…
Nuestros nombres escritos con gumía en sangre… quizá nos reclamen en nuestra despedida…
Abrázame fuerte, muy fuerte… que quiero que esta noche nunca termine…
Columpiándonos de las cenizas de las pálidas ramas… siento que estoy volando sin trinar y estoy amándote sin pensar… contigo se disiparon mis tristezas y murieron mis penas… nada es eterno, lo sé… pero mientras tanto, sigamos jugando a ocultas de la Aurora y bailemos al compás del arpa y la flauta… de los duendes paganos, que componen nuestras risas en dulces melodías…
Oro fundido en deseo fugaz…
Vámonos a Muntrard o Garmad… que la vida es una sola y hay que vivirla sin importar nada… o lo tomas o lo dejas… ¿Aceptas?…”