No me vi escribiendo,
entre la melancolía y el frío,
mi cabeza le quiere llamar ansiedad,
yo le llamo delirio,
es un extremo inhóspito de la verdad,
que gravita doliendo.
Prefiero la exégesis de vos,
aunque ya no conectemos,
pese a que la cama esté ardiendo,
solitaria, regresa la nostalgia atroz,
trayendo consigo esta vieja rima,
pues la verdad es una y lastima.
La madrugada llega y entre los minutos,
busco esas delicias propias del desvelo,
por ahí algún mal sueño,
otro con un toque de erotismo, luego,
y es porque la calma me ha dejado,
en blanco, en la calle sin dueño.
Pero tu imagen sigue sin volver del todo,
supongo que es por la distancia,
o por mi torpeza entrelazada,
¿Y si fuese por ambas cosas?
las dos pasiones rotas,
una estúpida y voraz arrogancia,
pero más que nada, lo absurdo que resulta ignorarnos,
mientras dormimos codo a codo.