Antero

❤️ Miles de razones para quererte ❤️

 

 

Con cada gesto tienes mi amor

en los pétalos/versos va mi vida.

 

¿Hacemos un poema de desamor?

 

¿Quién lo empieza, tú, o yo?

 

Y empezó el silencio.

 

Es triste perseguir un sueño imposible, olas que se quedan sin la sal de las palabras: aguas que retornan solas a las profundidades insondables del olvido. Alforjas, llenas de susurros, aromas, pétalos, fragancia con sabor a futuro y un dulce recuerdo condenado al exilio.

 

Ella dio media vuelta y se marchó sin más.

Él se quedó pensando qué hizo mal.

La vida siguió su rutina, los poemas seguirán

pero ya nunca serán los mismos.

 

La magia de las palabras perdió su brillo

…, el desamor lo había conseguido.

 

Se oyeron pasos que se fueron alejando, detrás quedaba un poema sin aquella mirada que le daba vida y aquellos labios que con amor suspiraba.  

Los versos, con sus aromas de pasión, ternura y deseo, seguirán, por mucho tiempo, inspiración muda del sueño que quiso ser luna, pero no pudo.

 

El amor se consoló pensando:

 

Porque no es en la tuya donde muere, lo hace en otras bocas. Porque nos es en la tuya donde, en cada roce, es como perder parte de la vida. Es en otras bocas donde descubres el vacío y, en otros besos, el sabor amargo de la derrota.

 

Besos que buscan llegar a las orillas de unos labios que se perdieron en la bruma del silencio, en la lejanía, en el frío invierno de las estepas y que ahora no encuentran el sendero para sentirse de nuevo vivos.  

 

Que me perdonen las palabras, los versos y el sentimiento espeso del desconsuelo. Sé que no están solos, siempre habrá un espacio, un poema, donde llorar las penas de un olvido. Un lugar donde el recuerdo de aquellas palabras, será más que un sabor a futuro, un horizonte al alcance de los sueños.

 

¿Qué piensas, amor?

Y su mirada lo dijo todo.

Miraba sin ver y sin ver

descubría el vacío.

 

Palabras y miradas, hoy tan lejanas, como aquellas estrellas que les hizo soñar y se fueron apagando porque no las miraban. La luna siguió derramando lágrimas plateadas sobre el mar que los hizo soñar, que los hizo anhelar y navegar por el abanico de los sueños.

 

El amor fue pasto de las llamas, de la indiferencia. El café compartido, después de una noche de amor y pasión, quedó helado en aquellas tazas que conservan las huellas de labios que abrieron las puertas de los deseos, devorando cada centímetro de sus cuerpos.

 

¿Qué fue lo que no dije?

No… fue lo que yo callé.

 

¿No fuimos los dos?

No…, fui yo.

 

El destino se quedó pensando, buscando una respuesta.

 

¿Dónde estuvo el error, si eran dos almas, dos corazones nacidos para amarse? Dos nómadas que juntos encontraron los senderos secretos en el desierto que conducen al oasis del amor eterno.

 

¿Acaso es más poderoso el desamor que yo? Y, si el desamor es el final triste de una pasión, ¿será el vencedor? ¿O la vida, envuelta de esperanza, nos descubre que, lo que quedó atrás, entre la bruma del olvido, no fue más que un espejismo?

 

Soy el destino y te traigo nuevos caminos. 

Soy ese banco del ayer que sabe de cuerpos y de sueños. 

Que sabe de besos al atardecer y caricias furtivas.

 

Soy arcilla amarilla y frondosa arboleda en los anchos senderos.

Soy fragancia de flores y horizontes azules cuajados de soles.

Soy el paciente amor que te espera y la pasión que te llama.

 

Soy la voz silenciada que mora y sueña con tu alma.

 

Abre tu corazón, deja salir la tristeza, enciende la hoguera y prepara la mesa, las tazas esperan. Alguien, sediento de ti, llega con las alforjas llenas de amor, pasión, fe y ternura, y el café…, os sabrá a gloria.

 

¿Qué piensas, amor?

…, su mirada me dijo tanto.

 

Y tú, me preguntó

¿Yo? Soy el destino

y tú… todos los caminos.

Y más que pensar, amor.

Amo tu despertar.

Amo siempre tu mirada.

Amo eternamente tu soñar.

 

Amar…, amor…, amar

Y no dejarte de amar nunca jamás.

…, amarte por toda la eternidad.

 

Había desaparecido el silencio, el calor de una pasión levantó la bruma espesa del desamor. Palabras flotaban en el aire como versos colgados en las ramas de la higuera.

 

Con aromas de futuro y el dulce sabor del presente, dos amantes, frente a frente, se miraban, entre ellos, el vaho de aquellas tazas con huellas de besos y aromas de café recién hecho.

 

No hacían falta palabras, miradas, solo eso, miradas, ramas de la higuera cuajadas de hojas, miles de versos colgando en un poema de amor interminable.

 

Miles de besos esperando, mil caricias en las manos, miles de sueños sonreían, mientras que sin hablar se decían:

 

Amor, alárgame tu pasión 

y cerraremos las puertas al desamor.

Hagamos que el silencio y el tiempo 

sean por siempre nuestros aliados. 

 

En uno, que hablen los besos 

y en el otro… que sean eternos.

 

~~/~~

 

¿Qué fue lo que no dije?

No…, amor, fue lo que yo callé

 

¿No fuimos los dos?

No…, cielo, fui yo.

 

Las ondas del desamor se acercaban a las orillas del lago del olvido y en ellas se perdían, se esfumaban como se esfuma la niebla al clarear el día.

 

Amanecía de nuevo, las palabras eran las mismas, pero la luz que las envolvía, pareciera que fueran distintas. Eran miradas de amor, pasión y ternura…, las de entonces, las de ahora.

 

Palabras y miradas que se asomaban por un horizonte y que ya nunca jamás se alejarían… habrá

 

Mil razones para quererte

Miles de versos para adorarte

en miles de sueños donde besarte.

 

Miles de miradas, estrellas doradas

que deslumbraran a las alboradas

en el presente de las verdades tuyas.

 

Las que confinarán por siempre las dudas

y que ya nunca jamás serán el navegar

por los mares helados de la fría soledad.

 

Y ahí estaban de nuevo los enamorados, sentados en el banco de un ayer que renacía. A la sombra de aquella higuera que tanto sabía de anhelos y besos, de pasiones contenidas y de miradas encendidas. 

 

Reflejos dorados aparecían por el horizonte; era un nuevo sol, un nuevo día, un nuevo amanecer para los que se juraban con las miradas, no desfallecer ante los silencios, dando rienda suelta a los versos/besos.

 

Y cuando al fin llegó el final del desamor, un clamor puso el colofón.

 

Eres, amor:

Agua y mar, esencia y raíz, sombra y rama, árbol y hojas. Matriz de mis metáforas curiosas, palabras que a veces están dispersas y otras, alineadas y aliadas de un sentir: mis amores por ti. Y al ser en ti y alimentarme de ti, puedo decir a puro grito… ¡Amor, lo eres todo para mí!