Y se dejó ir
en medio de la tormenta,
para ver otro cielo claro
sin rayos, solo estrellas,
y se acomodó sonriendo
debajo de ellas
que le dieron luz y alegrías eternas,
hoy las guarda como tesoros
escondidas en esa caverna
que llaman corazón,
palpitando dentro de ella,
fue el coraje quien la movió
fue la rabia que ya no aguantó,
de ver pasar los días
en esa constate pelea,
cuando la hacían bailar
igual que una titere,
sin voz ni voto, mirándose
cada día más pequeña.
Las borrascas pasan
dejando una fina lluvia,
y entonces la paz la envuelve
con ese mágico manto
cuajado de polvo de estrellas...
Elena©