En sombras de razón, vaga la mente,
errante en laberintos sin salida;
la senda se desliza, inadvertida,
y el eco de la paz se torna ausente.
Se yergue en tempestad, cual mar ferviente,
la chispa en confusión nunca extinguida;
delira el corazón, llama encendida,
quemando la razón, dulce y doliente.
La locura es un mundo enmascarado,
donde el alma se pierde y se desboca,
dejando en sus delirios un legado.
Mas tal vez en su vuelo desenfoca
la luz que para el resto está vedado:
ser libre en la prisión de mente loca.
Justo Aldú
Panameño
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