Al despertar de una nueva mañana,
un café espera humeante en la mesa,
y la vida empieza de buena gana,
que cada día trae una sorpresa.
Los mirlos al alba trinan su canto,
cuando el Sol jovial saluda a la tierra;
en el jardín nace la flor de acanto,
con sencillez a la vida se aferra.
Vivir en paz es un arte sencillo,
cuando la bondad se vuelve canción,
si cada latido anuncia un destello,
el instante de una sana emoción.
Al fin, compartir la vida serena
junto al amor es el mejor camino,
con esa compañía que nos llena
el hogar de arpegios en remolino.