-Dichosa edad y siglos dichosos aquéllos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, ...,
entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío.
E L Q U I J O T E
Sensibles somos, y pagamos por ello.
En mí, lo que debo silenciar es la mente, que no descansa, la manejan demiurgos, dioses, demonios, santos, en fin. El silencio prolongado, en soledad y plena oscuridad extravía.
Cuando se despedaza el tiempo en tus aguas infinitas existe la vida, libre, soberana, sin trincheras.
Cuando se está enamorado y el otro se marcha; entonces, el delirio termina, o mata.