En tu honor, hice cenizas de mi último verso
deshojé mis rimas con una cruel violencia,
apuñalé en silencio nuestro último beso
y me dejé inmolar contigo en la ausencia.
Acabe con las ideas tontas de un regreso
decidí entregarme a mi propia decadencia,
me fui a la soledad totalmente indefenso
aunque su calma me sosegara en mi urgencia.
Quizás fue el punto para no amarte tanto
de despojarme de ti en todas mis cosas
y arrancarte con total furia de mi llanto.
Y respirarte en lo profundo de mi olvido
apagarte sin dedicarte palabras hermosas
¡Para no morir sabiendo que ya te he perdido!