Lucy Quaglia
Se acalla la calle
Se acalla la calle,
la vida se acalla,
se acallan los truenos,
los gritos, relámpagos
con rayos malevos
que matan el alma,
todo está en silencio
porque ahí se apagan.
Se acalla la vida
dentro de la casa,
todo en la tortura
de gente que pasa
mirando de lejos
lo que no conoce
ni los quiere cerca
de sus propias caras.
Se derrumba el muro,
la pared, la planta
que crecía alta
cubierta de hiedra
en las madrugadas,
quedando muy poco
de lo que pasaba
cuando se lloraba
la pobreza humana.
Me acuerdo de vos,
nunca me olvidara
tus besos de fuego,
tu pasión, borrazca
de horas pasadas
en los recovecos
de mi carne humana
con preocupación
por cosas pasadas
aferrada al miedo
de no sentir nada.