¿El poder y la oscuridad del alma humana
radica en su estado más puro,
o más bien, en su estado más oscuro?
Vislumbran instintos arcaicos y destructivos:
la del alma pura y la del alma oscura.
El alma pura, desprovista de sociedad y sus vicios;
carente de prácticas negativas,
conserva un poder que se manifiesta
tanto en actos de gran bondad
como en actos de gran crueldad.
Esta, pues, conduce a acciones extremas,
constructivas y un tanto destructivas.
El alma oscura anida un colosal poder:
el arte; la capacidad de concebir el daño.
Su carne se rige por instintos primitivos y destructivos:
codicia, envidia y violencia,
brotan desde las profundidades, clandestinos
de la psique humana.
Emergen de la tierra ante debilidad;
devoran todo a su paso, es en cuestión,
la cúspide demoledora del humano.
De manera que ni alma pura ni alma oscura:
pueden ambas ser fuentes de poder y oscuridad,
la clave radica en su equilibrio mutuo.