Sé que me escuchas en el silencio de esta oscuridad,
donde somos un secreto compartido, latido a latido,
necesarios hasta el último suspiro,
hasta la última frontera, por este amor prohibido.
Pienso en el día en que ya no puedas vivir sin él,
donde el peso del deseo nos hunda más y más,
donde cada beso te reclame y te consuma,
como la llama que no puedes apagar.
Te he visto siempre, detrás de ese mostrador,
tan sexy, tan inalcanzable, tan ardiente,
y hoy, no me pidas calma ni mesura,
ven, acércate, no temas a lo que pueda pasar,
porque sé que también sientes esta pasión,
este anhelo que en silencio ambos gritamos.
Entre sombras, me perteneces,
y yo, perdida, me entrego a tu devoción.