José Luis Barrientos León

Mientras duermes

 

Me duele el silencio de la mirada,

los párpados cerrados,

como si los ojos fueran una habitación vacía,

abrigando la soledad del alma

quejándose del insomnio,

llamando desde las profundidades,

consintiendo el pacto de la boca,

con el mutismo que conduce a la oscuridad.

 

Las manos se tornan frágiles

ante lo abisal de la mirada

en corazón se encoge ante

lo insondable del silencio

y los huesos parecen caducar

ante la vasta oscuridad que se refleja

llena de ideas difusas

de sensaciones, abandonos y olvidos

 

Me duele, sin duda me duele

el silencio de la mirada,

de los párpados cerrados.

 

Atrapo una respiración profunda,

y miro la noche sobre nuestros cuerpos,

convirtiéndose en canción nocturna,

en melodías interpretadas por los sueños,

vacilantes, llenos de temores,

con la idea de resucitar la voz y los deseos,

la pasión e imaginación,

de un encuentro con el alba,

con la resurrección de tus ojos.