Hay un reloj mineral imaginario,
marcando siempre el mismo tiempo,
orgulloso de los horarios,
va aniquilando calendarios.
Es un reloj con sendos minuteros,
gobernando momentos solitarios,
golpeando las horas con un puntero,
que gira inconsciente, en la misma esfera.
Murmura allí todos los momentos
y no deja morir ningún segundo,
sin pedir a cambio desengaños.
Es un reloj que viaja distraído,
por la entelequia de los momentos,
cerrando ciclos, consumiendo años...