A veces
eres como una rosa azul:
extraña en el mundo,
única,
como un sueño.
Otras,
como una embarcación perdida
en la línea del horizonte:
lejana,
muy lejana.
Ahora que estás como ausente,
me diluyo en aroma añil
y romántico celeste
para recordarte.
¡Ay, amor,
sé bien que ya te has ido!
¿Qué será de ti?
¿Qué será de mí sin ti?
Te espero
paciente,
en esta solitaria costa,
siempre
y nada más.