Mientras te quejas de tu vida, un bebé muere cada día en algún rincón del planeta a causa de alguna enfermedad o la guerra.
Mientras tú crees que algo material te falta para ser feliz, una criatura fallece de hambre, de frío, llena de parásitos y lombrices.
No todo es dinero para vivir, no todo es lujo, vanidad; observa a tu alrededor y verás la realidad.
Mientras tú te tragas tu ración diaria de comida y bebes agua de la canilla, un niño muere de inanición y deshidratación en tu barrio o en China.
Cuando te sientas en tu sofá viendo televisión, un inocente con cuerpecito frágil sucumbe por falta de medicación.
Mientras tú mandas al diablo porque se te estropeó un calzado o una ropa, al otro lado del mundo un bebé muere de hipotermia o diarrea.
Cuando tú dices que tu equipo de fútbol perdió y por eso se te rompió el corazón, un recién nacido lucha por su supervivencia, esperando algún órgano en donación.
El día en que rechazaste aquel trabajo por un problema de horario, un padre o una madre llora a margas, sosteniendo al hijo sin alimentos en sus brazos.