\"Aun eres una niña\", susurré, la frase resonando en mi mente como un eco de la realidad. Es difícil aceptar sin preguntar, cuestionar sin razonar… Pero la dulzura de tu enojo, preciosa cual ninguna, me cautiva. Tus sentimientos, como pinceladas de color sobre hojas húmedas, me transportan a un mundo de emociones. Tardes joviales, noches de despedidas, tu sonrisa siempre presente, incluso en momentos de angustia.
¿Estaré contigo porque te quiero? ¿O porque no hay nadie más que comprenda mi dolor? La respuesta parece tan distante como tú, tan cortante como los momentos de poca felicidad. Mi corazón, mal herido y estrecho, estrujado por tantas caídas, busca un refugio en tus recuerdos.
Es más fácil herirme que decirte cuánto te quiero, más fácil ahogarme en tus recuerdos que salir a buscarte, abrazarte y no soltarte nunca. Decirte cuánto te amo al mirar de mil demonios… Pero aun eres una niña, y eso me limita, me impide…que...\"