Freddy Kalvo

La recuerdo...

 

La recuerdo en el silencio

y en las nubes cuando pasan;

en las risas de los niños

y en los pájaros que cantan

en los árboles y arbustos

con sus alas liberadas

en busca de muchos frutos

que proveen verdes ramas.

 

La recuerdo aquí en mis sueños

cuando vuelan con sus alas

y en las brisas que acarician

la epidermis de mi cara;

y esas lágrimas que caen

cuando las mejillas bañan

y recuerdan que el olvido

nunca existe para el que ama.

 

La recuerdo cuando llueve

al llegar la madrugada

y en los rayos luminosos

cuando se aparece el alba

que dibuja los celajes

y arropa hermosas montañas

donde cantan los riachuelos

que brillan como la plata.

 

La recuerdo y no la olvido

aunque el tiempo pronto escapa

porque su recuerdo vive

como viven sus palabras

con la fiel sabiduría

que en el alma ella guardaba.

Y olvidarla no es posible

porque es luz que no se apaga.

 

La recuerdo cuando miro

que la lluvia no se escampa

y que caen muchas gotas

que bailan su propia danza

dando un son como pianolas

en el techo de la casa

donde su recuerdo vive

como el canto de alas blancas.

 

La recuerdo en una rosa

que despide su fragancia

con sus pétalos hermosos

que se pintan de escarlata

como los atardeceres

en los mares con sus playas.

 

Con recuerdos infalibles...

¡Cómo yo podré olvidarla

si fue Madre verdadera

bondadosa y abnegada!

Su cariño, su ternura

y el amor que siempre daba

se quedó aquí muy adentro

recorriendo como savia.

 

Y hoy mis versos la recuerdan

como luz que cotidiana

me ilumina todo al paso

porque el paso no se cansa.

Lo bueno, nunca se olvida,

mis versos, nunca lo callan;

y el recuerdo día a día

por las noches o mañanas

me recuerda el nombre de ella

que grabado está en el alma.