Bajo el temor de enfrentar mi realidad,
permanezco sin ti, en este presente
que invariablemente trascurre hacia lo eterno,
aniquilador y embriagador suceso
que me asesina en cada palpitación;
-una eternidad sin ti mi alma no tolera-,
alejado para siempre es una condena de suma crueldad
sin poder participar del resplandor de tu compañía...
¿acaso tras la muerte sin enmienda
habitaremos con el alma dócilmente
y sin reconocernos seguiremos en la misma senda?