En esta diáfana noche, tus ojos brillan cual fuego.
Jamás, habían brillado de esa forma, intimidante.
Me asusta esa manera que, se parece, a un juego.
El desespero es verme, igualada a la fiel amante.
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Mal amada, no soy, y no tendría que, aguantarlo.
Del cielo recibo, caudales de amor, para mi alma.
Mal amores sí han habido, y no es grato, contarlo.
La vida indica que, con el desamor, nada de calma.
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Un rutilante eco caído, desde el cielo, dice: Sí o No.
Hay consagración en un sí, aunque, sea apresurado.
Sin una verdad, un día dirás, mi lealtad, se amuralló.
En la relación, valen las conductas, jamás, lo jurado.
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¡Si te ama, no te hiere, ni rompe los tratos, por enojo.
Una relación es de dos y ninguno actuará, a su antojo!