Peldaños en caracol
dando vueltas y más vueltas
como burbujas de cava
suben por las escaleras
y al llegar a la azotea
no se evaporan, se quedan.
No son burbujas, son niñas
mucho más efervescentes
con el gas que da la vida
la fuerza de adolescentes.
Irradian felicidad
con sus voces estridentes
estallando un guirigay
en un sonido infernal.
Imposible, no se escuchan
todas gritan, no se entienden.
Pero a una, todas a una
estallando en la terraza
sin el freno de los padres
Alcanzan la libertad
en todo lo alto en la torre.
La alegría las inunda
y su cauce se desborda
compartiendo la experiencia
con sus amigas del alma.
Perdurará ese recuerdo
citándose en las reuniones
el de niñas y jóvenes
el de amigas y el de madres
el de abuelas con achaques.