Somos un fortuito giro del destino
de esos complejos que no tienen explicación
por más que vos y yo nos encontremos
y nos perdamos
por más que te busque
como las olas buscan con sus frías caricias
a la incandescente arena del mar
tal como lo hacemos cada noche que nos proclamamos ser primitivos
por más que me recluya en mis temores
tal como lo hace la luna nueva
de la vista de los sueños
(esos que me hilvanas con tus suspiros a mi lado
cuando ni mi propio ser es suficiente para apaciguarme el corazón)
Somos eso que no esperábamos ser ni tener;
somos mis ganas de tus abrazos cada noche,
somos tus miradas que dicen todo sin decir nada,
somos mi amor por los cánidos
y nuestro amor por todas aquellas cosas que trascienden
que viven
que pesan
que nunca mueren
que nos sostienen
Somos tu miedo a que no te diga nada
somos mi miedo a que lo querrás todo
somos tu sonrisa alegrándome la vida cuando no puedo conmigo
somos mi alegría de contar las letras de tu nombre en mi mano
somos un despertar de domingo
en el que nada más nos retiene
más que las propias ganas de seguir juntos.
Somos un fortuito giro del destino
como las hélices del ADN
como los sutiles momentos de paz en Medio Oriente.