Recojo mis insomnios fragmentados por los años
extraviados, entre las oscuridades que oprimieron los reposos
desvelos que anhelaron una canción de cuna
una mano delicada que apaciguara los temores
un pecho inocente que silenciara las voces roncas de la soledad
Los recojo y examino
algunos han anidado debajo de mi piel marchita
otros han corroído mis vetustos huesos
sin avergonzarse siquiera de lo impregnado
vigilias desalmadas disfrazadas de bailarinas
danzando con sutileza, atormentando los sueños
apoderándose de las esquinas
empujando los huesos hacia lugares vacíos
Me pregunto, si hubiese podido vivir otra vida con ellos
desde la oscuridad hasta el alba
habituado bajo su denso mar de tinieblas
anhelando la amorosa luz de la mañana
o simplemente esperando el sueño
para ser un hombre nuevo
o un niño para jugar bajo el cielo