En un rincón
sombrío de mi pecho,
mi corazón,
cautivo y deshecho,
vive atado a ti,
Moribundo de amor,
se ahoga
entre las sombras
de un recuerdo eterno,
No hay salida en esta prisión
cada latido,
una cadena dorada,
mis versos son llanto,
mi rima, desgarrada.
Las horas son lágrimas,
segundos de pena,
cada amanecer
es un canto de duelo.
Por más que intente
despojarme de tu ser,
la huella que dejas
es un mar infinito,
y en cada latido,
en cada renacer,
mi corazón se aferra
a este amor marchito.
Rocio
30/10/2024