El ojo que mira hacia adentro,
en ese abismo se encuentra,
tan ciego como opaco,
es el eco del agua,
que distante cae,
se difumina,
quieta.
Amanece con una mirada sin tacto,
que se difumina en el agua,
agua de su manto,
que solitaria canta,
contraria, abstracta,
errante.
Duele sentir esta mañana,
de luces menguantes,
opacos lúmenes,
itinerantes…