-Sábete, Sancho, que no es un hombre más que otro si no hace más que otro.
Me he enamorao,
tengo la sangre en la cabeza
y los cables atrevesaos;
Es que respiro poesía,
es una obsesión,
la veo y escucho en todas partes;
la huelo y la palpo,
la intuyo y la imagino,
vestida o desnuda;
me está matando,
paranoia,
guerra, exilio;
soy un penitente de las palabras benditas,
hacen girar al universo,
a los molinos, a las máquinas;
estallan entre mi corazón y mi alma;
bombas letales, incendiarias, fuego, resuello,
artificios cromáticos
en el azul de la noche;
delirante delirio.