El humano va a ciegas
en la encrucijada de la vida,
se topa con la dicotomía.
Sin matices, las alternativas
se tornan grises,
acierta o desatina.
En la toma de decisiones
discernir el bien y el mal
es la única opción,
frente al mea culpa.
Cree en el libre albedrío,
no toma en cuenta que,
los acontecimientos
son regidos por el fatum…
Al llevarlo asido
en la difícil situación,
siente se le escapa el alma.