Eres hermosa y preciosa como una rosa.
Cada vez que lloras yo estoy ahí para ti, para evitar que te marchiten.
Eres una rosa hermosa y preciosa, con espinas que hieren, como un cactus salvaje y audaz.
Y cada vez que te enfadas, picas al que se te dé la gana.
Incluso si me picas, no te disculpas y yo sigo ahí para ti, porque eres importante para mí.