El silencio se plasma
entre ecos infinitos,
de sonidos que se diluyen.
Cuando la inspiración se bloquea
pero la rima serpentea,
el alma se desplega
entre sentimientos y verborrea.
Y es que perderse es encontrarse,
el sentido de la vida es rescatarse,
entre amalgamas de pensares,
de fantasías y realidades,
de abundancias y calamidades.
El arte y artarse,
el numero y la letra,
¿hacia donde transcurre la existencia?
entre multidiversas experiencias,
bizarro y celeste,
extraordinario e irreverente,
subyacente y discurrente.
Atenuantes errantes,
emociones exorbitantes,
sentimientos perjudicables,
pensamientos radicales.
irrisorias mis fantasías
que entre poemas sonetizan
un sueño que al cuerpo eriza,
viendo a la que con volcanes sus pechos cubría
¡Hay Granada del alma mía!
Sultana que rebrota entre las cenizas,
tu inspiración es la garantía de esta mi poesía,
la esperanza en medio de esta agonía,
de que estas palabras en tus atrios exulten algún día
tu eterna gallardía.
Tan gitana y tan mestiza,
de aborigen alma,
tus lagos acarician
con aguas dulces tus mejías,
aquí en Centroamérica tu espíritu palpita.
Inmedibles son tus islas,
que del Mombacho se originan,
como el numero de las noches y los días,
trescientos sesenta y cinco piedras del volcán emitidas
que al gran lago yacen sumergidas,
circundan ante vos Granada mía,
como centinelas que no descansan
las isletas en tus aguas erigidas
¡Hay Granada mía!
capital eterna sos de la poesía.