Con olor a hierba fresca y a vainilla, sabor a sal y a miel,
Sus ojos, dos océanos donde me pierdo y me encuentro,
Me guían en la oscuridad.
Sus manos, suaves como pétalos de rosa, acarician mi alma,
Un refugio seguro donde mi corazón descansa.
Como un fénix, de las cenizas siempre renace, más fuerte y
Hermosa, ante cualquier tempestad.
Ante la dificultad, su sonrisa brilla, un faro en mi noche.
Así es la mujer que amo, mi fortaleza, mi confidente,
Alegre ante la adversidad, sí, así es ella.
La amaré, siempre, hasta mi final.
Así es la mujer que amo, mi faro, mi guía,
Alegre ante la adversidad, mi fortaleza.
La amaré, siempre, hasta mi final, y más allá.