EL QUETZAL EN VUELO

DEL DAÑO COLATERAL Y OTROS DOLORES

Gracias por visitar mis sombras. Esa es mi tarde de viernes, la guitarra dormida y mi perro echado como trapo a mi lado y una copa a medio llenar son los daños colaterales de tu partida, la tarde de hoy. He de decirte que estoy bien o mal, no sé definir el estado de mi bienestar. De estar sostenido quien sabe porque tipo de esperanza. Como en tus lecturas de Camus y Kafka…Ahhh pues más o menos así

 

No entiendo bien tu partida. Ni las ojeras en tu rostro. Lograste enrarecer la tarde, herir mi canto y abandonar mis brazos, aquellos de los cuales decías que calmaba tus ansiedades y calentaba tu cuerpo cada vez que las tormentas azotaban tu cielo y corrías de cualquier lugar a leerme tus libros; platicar de tus clases, de aquel viejo Maestro que enseñaba Marxismo, tomar vino, leer poemas y escuchar mis canciones.

 

Ya sé que no volverás y me alegra que así sea, conoces mejor mi vida que yo mismo, ya que recorriste todos los laberintos de mi vida, venciste los cancerberos que atormentaban mi pasado, encerraste los demonios y liberaste al genio de la lampara y solo lograste dos, de los tres deseos. Aun aguardo el tercero. Creo saber cuál es, lo intuyo por el llanto callado contenido en tu mirada y el aliento seco del último beso.

 

El desamor, es un sentimiento desordenado del amor. No se alcanza a entender, como dos almas que se amaron, tienen que verse con esa indiferencia. Cuántas noches disfrutamos de sus frutos y traspasamos la madrugada entre risas y canciones, renunciando a la luz de la luna, como dos enamorados que se despiden, en un maldito puerto, agitando sus pañuelos blancos y desangrando el corazón.

 

¡No, no tienes, no deberías irte como te fuiste! Si me amas y te amo, ¿porque no despedirnos como eso que somos? Lo que fuimos, es solo parte de un borrón en una servilleta del viejo café nocturno. Vete como amiga, como lo que eres ahora, no necesitas ni tus enojos ni tus pretextos. Solo un beso de despedida y un hasta luego. No te convertiré en recuerdo. Serás siempre la herida bañada por el jugo de un limón.

 

LENNOX

EL QUETZAL EN VUELO