Ha sido un cruel invierno,
la lluvia inclemente incrementa el frío,
la sensación de soledad que nos consume,
nuestros cuerpos han sido insuficientes para mitigar lo gélido,
y el amor pareciera, ha sido discreto ante la frigidez,
los latidos se encogen,
las ventanas se enturbian,
y afuera parece que el mundo se detiene entre gotas,
entre los anhelos de un sol que despierte los huesos.