El lienzo en blanco,
siendo poético,
poetiza y se torna frenético…
la sensibilidad se paraliza.
La página vacía,
tan llena de dudas,
absurda e insolente,
dibuja un pretérito presente.
Trazos de infortunio,
el arte tiene algo de desdichado,
tristemente olvidado,
con su esencia en plenilunio.
Tal sea él; frívolo sea el poema,
imperfecto en su destello,
con su libertad de plebeyo,
siendo su origen el terrible dilema.