Yo hice fiesta en mi vida
con algazara y descorches,
me gusto mi cara en risa
y de cortejar mil flores.
¡Ah, que dulce vida!
sin endeudarse de nada,
a Dios hay que dar cabida
y a la maldad bofetada.
Ni tanto que queme al santo,
ni poco que no lo alumbres;
el mundo no te de espanto
hay que medirlo o sucumbes.
Isaías Glez.