MIGUEL CARLOS VILLAR

Un atardecer en otoño

Un atardecer en otoño

 

La alargada sombra

de milenarios árboles,

convierte el camino

en un paso de cebra.

 

El viento,

murmura lamentos de despedida.

 

Las copas de los árboles,

teñidas por un languideciente sol otoñal,

flotan en un mar de cobre líquido,

sus raíces sostienen un tiempo

que se les escapa.

 

Huele a tierra húmeda,

a hojas secas

que entonan bajo los pies

un canto

que solo los atardeceres conocen.

 

El cielo se viste de naranjas profundos,

dorados suaves,

y violetas soñolientos.

 

El mundo suspira rendido

al manto de penumbra

que reclama su espacio.

 

El bosque, espejismo de un eco

de la memoria

se va difuminando,

dejando como recuerdo

una inexplicable paz.