Señorita, déjeme decirle que se equivoca
que no todo aquel que le dice: ¡te quiero!, es sincero
que muchos van tirando palabras al viento, se lo digo porque yo soy uno de ellos.
Soy, sí, un bárbaro capaz de herir sus sentimientos, le soy sincero, no me gusta andar con rodeos, soy capaz de enamorarla, de decifrarla, de mirar a través de sus ojos y saber sus deseos, pero no crea que le quiero.
Soy cruel merecedor de su amor, sin pedirlo lo recibo mas no soy capaz de cuidarlo y aceptarlo, no me engaño, no soy el mejor candidato, es acaso mi franqueza la que invade su cabeza y la engaña la certeza de que un día yo le quiera.