Emilio Barrios

Hoy soy

Hoy no soy yo, hoy soy una materia sin nombre, un objeto sin instrucciones, una cosa sin forma.

 

Hoy soy como aquel museo viejo abandonado en la ciudad, una casa sin familia ni mascota, la pena y no la gloria.

 

Hoy soy aquel puerto velero alejado, donde ya no existen barcos amarrados ni marineros con sus gorras color blanco.

 

Hoy solo soy un agujero en medio del desierto, simulando ser un pozo con agua, un cielo nocturno sin lunas ni estrellas…

 

Simplemente hoy soy la masa de un panadero que fue apartada del resto por carecer de sabor y textura.

 

Hoy soy como aquellas aves que migran a algún lugar sabiendo que no todas llegarán a su destino.

 

Soy un garabato sin sentido, un símbolo escrito en el olvido, que no cuenta con nombre ni apellido.

 

Hoy soy el murmullo de una declaración de amor en los oídos de un sordo, de un amor no correspondido.

 

Soy la luz que fue apagada por las manos febriles de alguien a quien no le importó quedarse a oscuras por las noches y madrugadas.

 

Hoy soy aquel perro abandonado por su dueño porque se volvió viejo, arrugado como uva pasa.

 

Hoy soy como aquel hombre sin importancia a quien le echaron de su propia casa.

 

Hoy soy ese lamento que no encuentra consuelo y termina perdido, enredado entre los barrotes de las puertas del infierno.

 

Hoy soy ese suspiro largo, amargo, dolido que alguna vez intentó ser canción pero terminó siendo silbido.

 

Hoy, sencillamente hoy, soy el objeto opaco que sus miradas ignoran, demostrando un total desprecio.

 

Hoy soy como ese consejo que es tomado como burla por contener palabras raras y absurdas.

 

Hoy soy como el ataúd del muerto que por dentro alberga un cuerpo pero yace inerte sin vida y sin sentimientos.