Recuerdos De Alberdi
En Alberdi, bajo la sombra de un tilo,
donde Angélica se alzaba en flor,
brillaba un amor, sencillo y puro,
como la blancura de su corazón.
En la quietud del barrio,
se congeló un instante,
Angélica, muda testigo,
de un pecho que latía a dos.
Angélica, humilde flor,
crecía en la humedad y la sombra,
un símbolo de la pureza,
de un amor que floreció en esa calma.
El tiempo, sin piedad, se fue,
dejando solo un recuerdo,
de un amor en flor,
como Angélica en Alberdi.
En el aroma de la noche,
y la blancura de sus pétalos,
Angélica, guardiana de una serenata,
de un amor que se fue,
pero sigue vivo en el alma.
La Luna de Plata,
asomándose en las noches,
sobre Alberdi,
sobre la plaza Colón,
sobre el tilo,
un halo de misterio,
un testigo silencioso
de la adolescencia,
de un corazón que latía,
con la música del viento.
Alberdi, Córdoba,
un lugar donde el tiempo se detuvo,
y Angélica, símbolo de un amor,
permanece en la memoria.
Autor: Antonio Pais