No sé cuándo he de morir,
pero sé que moriré.
Algún día he de partir
y jamás yo volveré.
Pero mientras, mi existir,
muy feliz lo viviré
porque es más mi sonreír
que las penas que lloré.
Sufrirá aquel corazón
de quien siempre quedará;
sentirá más constricción
si a quien ama, se le va;
pero nada detendrá,
lo que no tiene objeción.