Raiza N. Jiménez E.

De Tropezón en Tropezón.-

Te marchaste sin decir porqué y a dónde.

Nunca te despediste ni diste explicación.

Dejaste campo abierto a la especulación.

Nunca supe por qué, tu alma, se esconde.

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Obvio, por andar de metejón te largaron.

Ninguna piba digna, se enlaza con un reo.

Y seguro, por sinvergüenza, te bardaron.

De cantina en cantina, andabas, eso creo.

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No digás: Deseo un rato con vos, tal vez.

Vos sabes qué, conmigo, eso nunca será.

No te hagás qué, no sabés, lo qué sabés.

Cumplir tu antojo, ello de mí, no tendrás.

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¡Gran picudo te volviste, contra mi vida.

Negás qué gemías y hoy todo, se olvida!