¿Eres acaso quien labró
el trono estelar que gira sin cesar?
¿Eres quien esparció faros en el cosmos,
como nubes de polvo dotadas de gracia,
quimeras de riquezas doradas?
¿Eres quien se posa sobre sus cabezas,
tiñendo el cielo de azul celeste
y de recuerdos en la oscuridad?
¿Eres quien, con manos creativas,
moldea lo carente de forma?
Si dices serlo y hacerlo, entonces…
Eres quien habita en sombras
y toma mil y una formas.
¿Acaso eres el lienzo de tu imagen
para comprenderte en toda imagen?
¿Soy la angustia ante las dudas,
el misterio eterno que se adentra
y en su afán encarcela
tu sacra expresión?
Te abordo de manera clara,
decorosa, desafiando lo anónimo.
¿Muestras tu lado más humano:
desnudo, expuesto, sincero,
como el mío?
Busco alivio a las penas,
respuestas a las preguntas,
y me lanzaré sin ocultarme.
¿Te lanzarías sin armadura por mí?
Uno intuye franqueza al responder,
uno intuye plausible discusión.
Entonces…
¿Soy el lienzo de mi propia imagen
para comprenderme en cada imagen?
¿Soy el lienzo de tu imagen
para comprendernos en toda imagen?