Retorno a tu boca de miel humedecida,
pues fui en busca de la mar de mil pasiones
y solo encontré una playa de soledad encarecida.
Perdí por eso ruta y hubo un tal comparativo:
aquellos besos que a mi espíritu imbuían
hizo frenar el ímpetu de Romeo bello furtivo.
Nada como aquella esencia de la rosa
que cautivo real de amor en luna llena;
y miré hacia atrás en vuelta estrepitosa.
Deje mis ganas de conquista contertulia
de deseo puro y de fruición expectativa,
del amante vivaz que la pasión constituiría.
Dije: nada como el virginal beso de María,
volveré a su miel de amor extraordinaria
y deje la mar de aventuras sin bahía.
Ayer retornó aquel beso inspirador al que extrañaba;
hoy me propondré a quedarme para siempre,
y mañana bendiga el Eterno en ese beso que soñaba.