PLEGARIA DEL HIJO ARREPENTIDO
Madre, tú que me trajiste al mundo,
tú que me diste cariño y un amor profundo.
Madre, tú que conmigo perseveraste,
a pesar de las dificultades, tú nunca me abandonaste.
Madre, tú que me guiaste sin lastimar,
tú que ruegas a Dios por mi bienestar.
Madre, tú que me soportaste toda insolencia,
tú que muchas veces me lloraste por mi indiferencia.
Madre, tú que tantas veces curaste mi herida,
y yo tan solo he amargado tu vida.
Madre, ahora yo sufro el vacío de tu ausencia,
que me escarba la conciencia.
Madre, este arrepentimiento es un fuego que calcina;
es un puño letal que en vida me asesina.
Madrecita, hoy que mi corazón te añora
y mi alma te implora...
que me perdones, Madre… que me perdones.
Corazón Bardo ©