Hugin & Munin

Después de la tarde


La noche se reclina en la montaña
y canta el manantial entre las quiebras:
va Andrómeda tejiendo con sus hebras
la urdimbre de su blonda telaraña.
Se emboza en las tinieblas la cabaña:
los céfiros galopan como cebras.
y pasan, cautelosas, las culebras
como almas de rencor, en la maraña.
El ave nocturnal rima sus trinos
mientras pasa una fuga de saínos
el bosque estremeciendo en la carrera.
Se esparce en el ambiente olor de poma
y en tanto por los árboles asoma
la luna como añosa calavera.

 

Poeta: Lisímaco  Chavarría . Tomado de  Páginas ilustrada. Revista Semanal. 1908