Eres calma en un mar de tempestades,
luz que alumbra mis antiguas verdades.
Encuentro en ladridos todo el consuelo,
caricias que envuelven como un pañuelo,
tu mirada, siempre en paz sin desvelo,
dulce refugio de amor, que yo anhelo.
Eres bálsamo suave y tan sincero,
como un dulce perfume en el sendero.
Encontrarás cariño y tu hogar, hades,
pues eres mi sol, mi amigo y mi cielo.
tu ladrido guía cual fiel lucero.
Justo Aldú
Panameño
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