Ecos Del Alma
En un día de paz y recogimiento,
para quienes partieron con dolor
y para quienes quedaron,
recuerdo su andar, su paz y serenidad.
Como un barco que surca el mar,
su alma se elevó al cielo,
dejando una estela de luz
que nos guía.
Cada ser busca en su interior,
a aquellos que se fueron,
como estrellas que se esconden,
brillando en la lejanía.
Y cuando el alba despierta,
cada uno busca una estrella,
una luz que nos recuerde
su viaje.
En un lugar donde no hay dolor,
ni envidia, ni codicia,
allí habitan, libres y en paz.
Como mariposas que revolotean
en un jardín celestial,
en un lugar donde nadie los molesta.
Todos partiremos a ese lugar,
tarde o temprano.
Un viaje sin retorno,
pero con la esperanza de encontrarnos
en un nuevo amanecer.
Cada ser que partió,
vive en nuestros corazones,
como un latido eterno.
En cada recuerdo,
en cada anécdota,
en cada momento compartido,
su esencia permanece,
un faro que nos guía
en la oscuridad.
En un mate compartido,
en una comida,
en una celebración,
sus risas resuenan,
sus palabras nos acompañan,
su amor nos reconforta.
Un homenaje,
un aniversario,
un día especial para recordar,
para honrar su memoria,
para sentir su presencia.
Que Dios los tenga,
en la Santa Gloria,
en otro plano,
en un lugar donde no hay dolor,
ni pena, ni angustia.
Donde la alegría es eterna,
donde las caricias y bendiciones
son como rayos de sol,
donde el amor reina por siempre.
Autor: Antonio Pais