Al final quedas tú solo en el panteón
Envuelto en humedad y oscuridad
Ningún ruido de fondo
Viejos y nuevos limbos bajo tierra
Que acumulan infinidad de experiencias
Recuerdos, palabras, caricias y derrotas
De las que jamás se sabrá ni se hablará
Solo polvo, silencio y gusanos
Aún hay una paz bella en todo eso
Bajo las flores marchitas y vivas
Bajo reguiletes que giran por el aire
Hay un rincón ajeno al mundo
A su dolor, a sus ruidos
A sus guerras e injusticias.
A la araña que teje en una esquina de la casa
Al niño jugando en el parque
A la pareja enamorada
A la salida del sol por la mañana
Espacios vacíos y llenos a la par: de lo fué y de lo que no pudo ser